Un gran líder sefaradí
Entrevista de Zakie Smeke
«Es para Fesela Continental el mayor honor tener al Sr. Isaac Aspani como uno de sus fundadores y actual Decano de nuestra organización. Su trayectoria habla por si misma y es inspiración para todos los miembros actuales y futuros de Fesela. Issac Aspani es orgullo de México y de todo el mundo Sefaradi»
El Sr. Isaac Aspani ha sido uno de los activistas más destacados de nuestra Comunidad. Forma parte, actualmente, del Consejo Directivo de la Mesa Directiva, presidida por el Sr. Max El Mann Arazi, pero su trayectoria es larga y admirable. Ha trabajado para el Colegio Hebreo Monte Sinai (desde hace aproximadamente 52 años), la Mesa Directiva de Monte Sinai, y para otras importantes instituciones,
tanto en México como a nivel internacional: el Comité Central, el Centro Deportivo Israelita (CDI), la Federación Sefaradí Mundial (de la cual es Vicepresidente y miembro honorífico), y la Federación Sefaradí Latinoamericana (FESELA), en donde jugó un papel importante como fundador. En días recientes, nos sentamos con él para platicar sobre sus recuerdos, experiencias y vivencias.
Sr. Aspani, cuéntenos un poco sobre su experiencia tras tantos años de trabajo en la comunidad Monte Sinai.
Comencé como Secretario del Consejo Escolar, hoy Patronato del Colegio, hace 52 años. El Dr. Salomón Smeke me invitó a trabajar. Cuando él salió, entró como Presidente del Consejo el Sr. Jaime Micha Z”L. Colaboré con él, también. El Colegio era muy chico, pero todos los problemas se resolvían muy bien. Pocos años después, fui invitado a colaborar dentro de la Mesa Directiva de Monte Sinai, durante la presidencia del Sr. Alberto Kalach. Ahí tuve una participación importante; implementamos el donativo obligatorio de Keren Hayesod en nuestra Comunidad. Después, me invitaron a la planilla
del Sr. Marcos Sacal. Fui Secretario de Monte Sinai, y el Sr. Fito Lati, fue mi asistente. Las juntas se llevaban en la calle de Tennyson. Aprendí mucho de los Sres. Samuel Wizel, Alberto Metta y Salomón Kalach. Tenían mucha experiencia, asistían a todas las juntas. Después trabajé en la Comisaria de Monte Sinai, con el Sr. Isidoro Zapan. En aquella época, el puesto de Comisario no tenía la relevancia que tiene hoy. Pero, entonces, no solo se supervisaban las cuentas de Monte Sinai, sino también el seguimiento a los acuerdos tomados en las juntas y su realización. También actúe de Presidente de Relaciones Institucionales. Participé en el Congreso Judío Latinoamericano, en FESELA, en la Organización Sionista Mundial, la Federación Sefaradí Mundial, y la Agencia Judía. Ahí no tuve colaboradores, solía viajar solo porque en aquella época no se le daba tanta importancia a ese tipo de relaciones. Hoy en cambio es diferente. Contamos con mucha gente muy interesante, que viaja y maneja temas a nivel internacional. Fui Presidente del Comité de Keren Hayesod de Monte Sinai, en épocas difíciles, cuando había que ir de casa en casa, tocar de puerta en puerta y visitar negocio tras negocio para hacer la colecta. Habían muchos colaboradores, recuerdo a los Sres. Jaime Bucay, Moshé Assa, Elías Kalach, Salomón Smeke, David Saed, Nat Buzali, Alberto Buzali, Marcos Sacal, entre
otros. Era un comité muy grande. Ése fue el principio de Keren Hayesod en Monte Sinai. Y he sido consejero de varios de los Presidentes comunitarios, eso significa asesorarlos cuando tienen dudas sobre temas de directivas anteriores. Por otro lado, trabajé tres años como delegado en el Comité
Central, en la época de la transición del cambio de nombre; antiguamente se llamaba Comité Central Israelita de México, y hoy es el Comité Central de la Comunidad Judía de México. Y en otra parte de mi vida, trabajé por muchos años en el CDI. Fui el primer sefaradí que entró al Comité Ejecutivo del CDI como Vicepresidente de Fomento Deportivo. Fui Presidente del Comité de Actividades y Secretario del Comité Ejecutivo. Una experiencia muy interesante. El CDI es una institución de primer nivel, muy bien organizado y aprendí mucho ahí. Hice muy buenas amistades con gente como Ishie Gitlin. Casi todos los ex directivos son mis amigos hasta la fecha.
Como Vicepresidente de la Federación Sefaradí Mundial, ¿qué experiencia nos comparte?
En la época de las grandes discriminaciones de nuestros hermanos ashkenazí hacia los sefaraditas en el ámbito comunitario, luchamos mucho, tanto en Israel como en otros países. Logramos que se le permitiera a sefaraditas ocupar puestos de grandes decisiones para el Pueblo Judío. Por ejemplo, en
México, poco a poco fuimos ocupando cargos en el Comité Central, en lo que hoy es el Consejo Sionista, en lo que fue la Federación Sionista Mexicana, y en Keren Hayesod. Por ejemplo, en el Comité Central se hablaba yiddish. Entonces, había que ser muy valiente para estar ahí y modificar las cosas. Hoy ya se ha ido fragmentando esa discriminación política hacia los sefaraditas, aunque aún persiste, incluso en Israel. En una ocasión, trabajamos con un grupo de judíos marroquíes en Israel, los Panteras Negras, y los acompañamos en sus peticiones ante el gobierno israelí. El Sr. Nissim Gaón, quien fue nuestro Presidente, un hombre espléndido con la causa judía, creó un programa de becas para los estudiantes sefaraditas que no contaban con recursos para ingresar a las universidades. Algunos de nuestros beneficiados con las becas llegaron a ser miembros de la Knesset; otros llegaron a ser alcaldes en sus lugares de residencia y hoy forman parte del mundo político de Israel. Eso le dio al mundo sefaradí un respiro contra esa discriminación que aún existe, pero que combatimos.
¿Cómo se puede preservar la lengua y la cultura sefaradí?
En FESELA y en la Federación Sefaradí Mundial manejamos todos los aspectos relacionados con los usos y costumbres de los judíos sefaraditas orientales. La lengua sefaradí por excelencia es el español antiguo, el ladino o judeo español. Hay muchas canciones, romances y dichos en ese idioma. Organizamos conciertos de canciones en ladino, por ejemplo, y preparamos una muestra gastronómica anual de comida sefaradí. Durante dos días las señoras cocinan y el resultado es una presentación de comida turca, halebi y shami. Recientemente publicamos, en conjunto con la Embajada de Israel en México, un folleto sobre los judíos refugiados de los países árabes, con un tiraje de 20.000 ejemplares. El 30 de marzo conmemoramos el Edicto de Expulsión de los judíos de España, y hacemos actividades culturales relacionadas con el tema de la Inquisición, entre otros proyectos.
¿Cómo surgió FESELA?
En 1973, asistí a un foro de juventudes sionistas de Latinoamérica en Perú. Con el grupo de jóvenes, fundamos la Federación Sefaradí Latinoamericana, la cual está afiliada a la Federación Sefaradí Mundial, junto con otras organizaciones de España, Francia, Italia, Inglaterra, Grecia, Canadá y otros países. En México, FESELA trabaja con las comunidades Sefaradí, Maguén David y Monte Sinai. Nosotros somos una comunidad sefaradí oriental, es decir, no es una comunidad sefaradí balcánica, no hablamos ladino o el español antiguo. Nuestra gente tiene influencia de los judíos expulsados de España que viajaron a Israel, pero en el camino algunos se fueron asentando en el Mediterráneo y en el norte de África. Muchos se quedaron en el Imperio Otomano, en Estambul, Esmirna y en muchos otros lugares. Cuando llegaron a lugares como Alepo, Damasco e Irak, se encontraron con comunidades ya formadas que los absorbieron. Fue así que en esos lugares se perdió la lengua ladina y los usos y costumbres españoles. Hay muchas palabras que los judíos de habla árabe utilizamos y que los árabes no practican. Pero seguimos siendo de origen sefaradí y tenemos esa influencia.
Para usted, ¿cuál es la razón para trabajar durante tantos años para la Comunidad?
Porque servir a la Comunidad es algo que se trae en la sangre. Empiezas a trabajar y en cada actividad, ese gusto se desarrolla, y te va gustando más, y te vas quedando.
Observo que usted es un apasionado de la historia y de la lectura, ¿cierto?
Sí, soy autodidacta, y leo de todo: historia, novelas, libros de economía… Leo mucho sobre política. Estoy muy enterado, aunque en los últimos años perdí mis contactos con la política israelí. Me gusta mucho informarme sobre la política mexicana, la estudio mucho y tengo mis propias opiniones.
¿Desde cuándo es autodidacta?
Desde que tenía unos catorce o quince años. Desde ahí empecé a leer mucho. Hoy los jóvenes viven en el mundo digital y todo está ahí. Pero yo siempre tuve ansia por leer. Y ese gusto se los he inculcado a mis hijos y a mis nietos. Todos ellos son profesionales. Lo han visto en casa, ya que tengo muchos libros y conversamos sobre política y otros temas.
¿Cuál es su opinión sobre la postura de la Comunidad frente al proceso electoral del 2018?
La Comunidad no tiene postura, la Comunidad Judía de México es apolítica. Se escucha a todos los candidatos y a todas las propuestas, pero cada miembro tendrá que decidir su propio voto y tomar su propia decisión.
¿Algo más que nos quiera aportar?
Conozco comunidades de casi todos los países y te puedo decir que la nuestra en México es la corona de la judería del mundo, aún si la comparamos con comunidades tan grandes como Argentina, Francia y Canadá. Pero Monte Sinai es excepcional. Somos la envidia de mucha gente porque realmente atendemos a nuestros socios. Tenemos casi trescientas personas aproximadamente trabajando para la Comunidad. Monte Sinai es la joya de la corona.